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El segundo reto es incrementar el gasto público en I+D+i hasta alcanzar el 3 por ciento del gasto no financiero de las consejerías en 2019 y llegar al 3 por ciento del PIB entre la inversión pública y la privada en el horizonte del plan.
El texto programa medidas para favorecer nuevas actividades productivas, potenciar los recursos endógenos y reforzar los sectores más consolidados mientras que el cuarto desafío pasa por aumentar el tamaño de las empresas. Las políticas se estructuran en cinco ejes como la dimensión del tejido industrial que incluye apoyo al emprendimiento y captación de inversiones; innovación tecnológica y digitalización donde se prevén medidas para la adaptación a la industria 4.0, de formación y para la transferencia del conocimiento; internacionalización para ampliar la base de compañías exportadoras y diversificar; financiación con la Lanzadera Financiera como palanca, y entorno industrial con iniciativas en materia de infraestructuras y suelo, simplificación administrativa o de índole energética.
Del Olmo ha precisado que el documento presta "especial atención" a los seis sectores que la Estrategia Regional de Investigación e Innovación para una Especialización Inteligente (RIS3) de Castilla y León 2014-2020 cataloga como prioritarios por su capacidad generadora de riqueza y empleo: agroalimentación; automoción, componentes y equipos; salud y calidad de vida; energía y medio ambiente industrial; hábitat; industria cultural, y Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
El plan se completa con la regulación de dos instrumentos diseñados para responder a "situaciones excepcionales" como la declaración de Proyecto Industrial Prioritario de toda propuesta de inversión que suponga una "expansión significativa" del tejido industrial de Castilla y León o contribuya a su consolidación.
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