Gestión del Negocio
Nuestra visión del negocio se apoya en tres palancas clave:
- la estrategia (el qué)
- los procedimientos (el cómo)
- la capacidad de inversión (la intensidad)
que permiten a la organización desplegar y desarrollar su modelo de negocio.
Una gestión eficaz y eficiente de estas tres palancas permite a la organización desarrollar, medir y evaluar las acciones que lleva a cabo para alcanzar sus objetivos, alineándolos con la estrategia.
La estrategia a largo plazo es un ejercicio de anticipación del entorno y de las acciones que debe acometer la compañía hacia el futuro. Para alcanzar el éxito de esta proyección, además de una revisión continua de la situación interna y externa, es de extrema relevancia garantizar la oferta (productos y servicios) y la posición competitiva, mediante una correcta planificación y gestión de la I+D+i.
Se trata de analizar el coste de generación, los procesos hasta la entrega al cliente y la actividad de postventa. Permanentemente.
Revisión y rediseño del modelo de negocio
- ¿Qué quiere hacer tu compañía?
- ¿Cómo quieres ganar dinero?
- Si tus indicadores de negocio están dentro de objetivo pero el Beneficio Neto no es el esperado, ¿puedes identificar las causas del problema?
- ¿Crees poder anticiparte en la identificación de problemas y oportunidades?
- ¿Crees que estás siendo competitivo en todos y cada uno de los procesos?
- ¿Qué porcentaje de tus actividades generan Valor? ¿Más de un 20%?
- ¿Estás aprovechando los avances tecnológicos que te permitan ser más eficiente?
- ¿Tienes tus indicadores clave del cuadro de mando (KPIs) dentro de objetivos?
- ¿Sabes qué cosas quieres hacer y cómo para cumplir con la misión de la orientación del proceso al detalle de las instrucciones de trabajo? ¿Sabes cómo priorizarlas? ¿Y cómo comunicarlo a tu equipo?
- ¿Cómo quieres gestionar el riesgo asociado a que no se cumpla alguno de los objetivos marcados?
La velocidad de cambio de los mercados nos obliga a ser cada vez más flexibles y competitivos. Esto exige un mayor esfuerzo de adaptación y una visión más crítica sobre cómo hacemos las cosas (los procesos), una decidida predisposición a la adopción de tecnologías facilitadoras y un mayor compromiso con la promoción y planificación de la actividad de I+D+i.
En paralelo, la mejora continua se aplica a la sistematización de la voluntad de superación y a la medición constante de los resultados de los procesos y sus factores influyentes, así como de los recursos consumidos, del producto resultante del proceso y de la aceptación de la opinión recibida del Cliente, su análisis y la evaluación y puesta en marcha de acciones correctivas de manera permanente.